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El repunte de contagios de la variante ómicron va a retraer el consumo -y, por tanto, el crecimiento económico- estas Navidades, una época en la que suele aumentar el gasto notablemente y que se veía en determinados sectores de la economía española como el de la hostelería como una tabla de salvación tras casi dos años de pandemia.
Así opinan los economistas consultados por OKDIARIO ante la expansión que está experimentando la enfermedad en Europa en diciembre. En el último fin de semana, España ha sumado 79.704 contagios, lo que supone un incremento de la incidencia de 98 puntos, hasta los 609 casos por cada 100.000 habitantes, y con las ucis en riesgo alto al superar el 15% de ocupación por enfermos de covid. Por si fuera poco, ante esa tesitura Estados Unidos ha pedido a sus ciudadanos no viajar a España, un nuevo golpe en la línea de flotación del turismo.
Las posibles restricciones para contener el nuevo embate del virus retrasarán el crecimiento de la economía española, adelanta Javier Díaz, profesor de economía del IESE Business School, que asegura que «el consumo está muy condicionado por la evolución de la pandemia». Pero advierte que no solo las restricciones oficiales supondrán un lastre, sino también la actitud voluntaria de los ciudadanos más prudentes de evitar reuniones sociales ante el avance de ómicron, de ahí la avalancha de cancelaciones de comidas y cenas navideñas en bares y restaurantes.
«Va a haber menos celebraciones, sobre todo en restaurantes. Ya somos unos expertos en confinamientos y olas del virus, tenemos todos planes B, no nos pilla de nuevos», afirma este experto, que descarta que se vuelva a las Navidades de 2019.
Algunos economistas, como Juan Ramón Rallo, profesor de economía del IE Business School, también destacan que el «alarmismo institucional y mediático» socavarán inevitablemente el consumo, «sobre todo si hay sobrerreacción por parte de las organizaciones territoriales». A su juicio, la hostelería y la industria del ocio serán los principales damnificados por la nueva ola del coronavirus.
En el caso concreto de los restaurantes, las pérdidas no solo se producirán por las compras de comida -en previsión de un diciembre concurrido- que se echará a perder, sino también por los ingresos que se van a dejar de percibir por la menor afluencia de clientes, apunta este experto. Como resultado, puede haber un impacto en las contrataciones temporales propias de estas fechas ante la expectativa de que será necesario menos personal por la caída de la actividad.
«Los segmentos más dañados serán los que dependan del turismo extranjero y, en particular, los que dependan de conectividad aérea. Esto quiere decir que el turismo sufrirá más que otros servicios, las islas más que la península, y los hoteles más que la restauración y que los apartamentos turísticos», vaticina Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS España.
Este experto espera que el impacto económico será «temporal» y restará «entre tres y cuatro décimas al PIB entre este cuarto trimestre y el primero de 2022, para después recuperarlos en parte en trimestres sucesivos». En consecuencia, el banco suizo revisará a la baja sus estimaciones de crecimiento medio tanto para 2021 como para 2022 «en unas dos décimas en España y tres o cuatro en el norte de Europa», donde ya se están imponiendo estrictos confinamientos.
Con todo, el consumo en España podría verse menos limitado que en Holanda o Austria, según Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter. «El daño será inferior frente al del norte de Europa», asegura este analista, que prevé que la perturbación del virus en el gasto de los consumidores irá disminuyendo progresivamente conforme avance 2022, «hasta llegar al verano con un impacto muy reducido”.